Octavario a Cristo Rey VII


Está para pronunciarse la sentencia. Pilatos se burla: ecce rex vester! (Ioh XIX,14). Los pontífices responden enfurecidos: no tenemos rey, sino a César (Ioh XIX,15).      ¡Señor!, ¿dónde están tus amigos?, ¿dónde, tus súbditos? Te han dejado. Es una desbandada que dura veinte siglos... Huimos todos de la Cruz, de tu Santa Cruz.      Sangre, congoja, soledad y una insaciable hambre de almas... son el cortejo de tu realeza. 
Ecce homo! (Ioh XIX,5). El corazón se estremece al contemplar la Santísima Humanidad del Señor hecha una llaga.
     Y entonces le preguntarán: ¿qué heridas son esas que llevas en tus manos? Y él responderá: son las que recibí en la casa de los que me aman (Zach XIII,6).
     Mira a Jesús. Cada desgarrón es un reproche; cada azote, un motivo de dolor por tus ofensas y las mías.

San José María Escrivá, Viacrucis, 1ª Estación.

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