El amor y la Verdad

La crisis atea de nuestra sociedad tiene como fruto negar a Dios, que es Amor y Verdad. Y así nos va, incapaces de reconocer el amor verdadero ni ninguna verdad con amor. Todo es relativo.

La tentación es escondernos, porque sabemos que Dios es exigente, y presentarles nuestras almas numantinas, resistiendo todo los que se nos venga encima. Pero eso no es lo que Dios nos pide...

Nueva evangelización, ¡nuevo ardor! En María, los talentos rinden como en ningún lado: ella, tesorera del amor divino, de la gracia y del amor, nos haga descubra el amor pleno y la verdad luminosa.
Quizás tengamos que escondernos, pero... ¡en el Corazón de la Virgen!

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