Octavario a Cristo Rey III

Yo, que no había oído jamás tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de Jesús y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento, fuerte, suave, nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor Sacramentado, para cooperar cuanto pudiese, a lo menos con oraciones, a la extensión de su culto. [...] Le ofreció hasta la última gota de mi sangre en gloria de su Corazón [...] Me dió a entendere que no se me daban a gustar las riquezas de este corazón para mí solo, sino para que por mí las gustasen otros,. Pedí a toda la santísima Trinidad  la consecución de nuestros deseos. Y pidiendo esta fiesta en especial para España, en que ni aun memoria parece que hay de ella, me dijo Jesús: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes"

Tomado de Pérez, M., Me escribió en su corazón, pp. 44-45.

El Padre Hoyos es un portento de gloria de nuestra nación, no por ser algo, sino por ser absolutamente nada. Su vida sacerdotal es un destello, su figura en la Compañía, la de un chiquillo debilucho que si adelantaba algo era por piadoso... y supo llegar a todos los rincones de la península, y aun más allá, extendiendo el amor al Corazón enamorado de los hombres. Ya quisiera yo en mis años de sacerdote haber hecho ni la décima parte de lo que él hizo por el Corazón de Jesús.
Pero aún queda mucho por hacer, pues el Reinado del Corazón de Jesús, entrevisto por muchos en algunos momentos, se nos resiste. Estos años últimos han sido los peores, pues cierta brisa que Dios nos mandó para refrescarnos, muchos lo hicieron vendaval con sus rebuznos, y derribaron las hermosas y santas edificaciones de tantos años. Pero Dios es bueno, y no ha consentido que toque el Malo los cimientos. Así que, hala, a trabajar, a llevar el Corazón de Jesús por todas parte, empezando por los hospitales, por los presos, por los niños y los ancianos. Que sean los últimos los primeros. Ellos adelantarán el Reino.

De las meditaciones del P. López,
en un retiro de primer viernes.

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