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Mostrando entradas de junio, 2014

Rey de reyes y Señor de señores

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Un católico debe tener pocas cosas tan claras como ésta: no hay más Rey que Cristo. Lo celebramos todos los años, cuando noviembre, melancólico, nos hace contemplar cosas importantes -otra vez, de otro modo- que nunca agotamos: muerte, jucio, cielo, infierno, señorío. Y el señorío, el dominio, la potestad y el imperio le corresponden a Jesús, el obrero de Nazaret, el Hijo de Dios. Que toda rodilla se doble... Por derecho de conquista, de legitimidad dinástica, de razón y conveniencia. Pero a la vez, los católicos conscientes sabemos que un rey, incluso temporal, no es un oficio cualquiera. Cuando Dios consiente monarcas para su pueblo, aunque sea por misericordia con sus hijos, los consiente por que les da una misión: ser pastores del rebaño. Y pastores, aunque les pese, que deberían ser según su Corazón. Dei Gratia Rex . Por su gracia. Y sin su gracia, así nos va. Por eso san Pedro nos amonesta: Estad sujetos por el Señor, a toda institución humana: lo mismo al rey, como sobe