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Mostrando entradas de julio, 2015

Advieniat!

Ver a los operarios del ayuntamiento condal retirar el busto de don Juan Carlos es triste, muy triste. No presagia nada bueno. Son odios y venganzas, irracionales, de chiquillos, que se pagarán caro. Bolas de nieve que se echan a rodar y arrollan, descontroladamente, lo que encuentran a su paso. ¡Oh, qué desdichados somos! ¿cómo no lo vimos venir? Pero la piedra cayó mucho antes. Lleva rodando mucho, arrasando mucho. El empujon lo dieron -lo dimos- cuando quitamos a Dios su lugar en la sociedad. Después sólo tendrán que caer las cosas por su propio peso. Después será el llanto y rechinar de dientes. Después, más después, será el triunfo de Cristo. El triunfo del Corazón Inmaculado de María. No vendrá por los estandartes levantados en honor a la Cruz, sino por la Cruz y su ignominia, por la cruz y el martirio. Como siempre, como hace no tanto tiempo. Sólo que a ver, si esta vez, es la definitiva, y vuelve Cristo para reinar in saecula. Adveniat!