El Belén del Papa (o como hacer problema de nimiedades)

Estoy muy desasido del blog últimamente. Se me pasan por la cabeza muchas cosas que comentar, pero las paso antes por las tres puertas, y como siempre hay alguien que lo dice mejor y con más caridad que yo, pues callo, y paseo por otros blogs intentanto aprender de lo bueno y que no se me pegue nada malo.

Pero hoy voy a hablar, y lo hago con muchísima indignación. He leído por muchos medios sobre el Papa y los animales del portal de Belén y he llegado a la conclusión que, una vez más, el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende (Is 1, 3). Que medios de comunicación doctorados en la manipulación no sepan hablar sobre la noticia vaticana más que con tópicos, carnaza y cebos informativos, no me extraña, es más, me lo espero. Pero que blogueros católicos, incluso defensores de la santa tradición de la Iglesia no sepan distinguir el tocino de la velocidad, me revela hasta qué punto es dura y profunda la crisis en la Iglesia.


Vivimos en la era de la inmediatez, y queremos tenerlo todo, aquí y ahora... hasta se convierte en una dependencia. La víctima de todo esto suele ser la profesionalidad, la veracidad, el compromiso con transmitir una noticia, no sólo rápido, sino con el rigor que exige la confianza de quien te lee. ¿Quién se ha leído el libro de Ratzinger (que no del Papa) desde el miércoles pasado? Muy pocos, y seguramente, quienes lo estén ya haciendo, se estarán reservando su opinión hasta asimilar lo que un sabio de la talla del autor ha volcado como testamento de su docencia. Yo aún no he empezado. Me quedan 70 p. de Jacques Philippe y un pegotillo de Kasper.

Creo que el Papa es el Vicario de Cristo, y que como tal, está lleno de una gracia especial ante la que sólo podemos admirarnos. Y creo que ese hombre no es más que eso, un hombre, que puede tener sus fallos, sus pecados... pero que no llegará la sangre al río. Por encima del Papa, siempre estará Cristo. Queridos tradis del mundo: la fe no se adultera porque un viejo profesor quiera cumplir un sueño, un pequeño sueño. La fe no se muere porque falten la mula y el buey... se muere porque nos entretenemos en estas batallas tontas y endemoniadas, en vez de amar, hacer amar y servir a Cristo, Señor nuestro (y a su Vicario, faltaba más)


Mi belén será como siempre: la mula, al lado de la Virgen, para que le pueda regañar si le echa el aliento helado; y José, amparando a Jesús de un lametón excesivamente cariñoso del buey. Yo pondré los animales, y creo que el Papa, que en el fondo es un niño un poco tuno, también.

Comentarios

javier ha dicho que…
Gracias por tratar bien al Papa. Dios se lo pagará, pero yo se lo agradezco.
P. Albrit ha dicho que…
Le trato bien por fe teologal, porque le tengo guardada una cosa... poner el doctorado de san Juan de Ávila el día de las fiestas patronales de mi pueblo. Bueno, se lo perdono por lo bien que habla, y por la falta que tenemos de padre. Pero nada más que por eso.

Como dice mi bisbe: Dios nos paga!

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