Por qué no volverán
A mí el tema de la FSSPX me toca muy hondo. No soy lefebriano, faltaba más, pero que un grupo de sacerdotes y fieles, fidelísimos (en abstracto) al Papa y al magisterio de siempre de la Iglesia, a la liturgia bella y sacral de siglos, con una vida cristiana fuerte -familias numerosas, prácticas devocionales practicadas, apostolado activo...- no sean católicos de iure, me da pena. Si ellos estuvieran dentro, creo que traerían más bueno que malo a la Iglesia (porque también tienen cosas malas, pero con todo puede la Casta méretrix) Ahora bien, desengañémonos. Que a Willamson le hayan dado papeleta, que Fellay quiera y no pueda, que muchos deseen y miren con buenos ojos la reintegración... nada de eso cambia el obstáculo, a mi juicio, insalvable de la fraternidad.
- Diga, diga, oh oráculo infalible...
No haga la pelota, porfa. He aquí mi opinión: El escollo es el régimen de cristiandad, que no va a volver. Sí, lo sé, es duro. Cuanto antes nos hagamos a la idea, mejor será. Porque todo tradicionalismo -esto es, todo progreso de la Iglesia en armónica continuidad no-continuísta- que pretenda ser una marcha atrás, está abocado al fracaso.
- ¿Ah, sí?
Sí, en el fondo. Porque el ardiente deseo de que reine Cristo, que todas las cosas sean instauradas en Cristo no puede pretender que toda la sociedad vuelva a ser cristiana, así, por arte de golpe de timón. La cosa es mucho más dura, y si no, ved los primeros minutos de este video. ¿Cómo responder a esas preguntas sin convertir los corazones?
- Pero un CNPJ tampoco salvará a la Iglesia.
Pero toca tierra, y choca con el duro realismo de que la gente es feliz (a su manera) sin Cristo. Con una felicidad chiquita, microscópica... comparable como al vuelo del águila el de la gallina, pero con alas que les permiten levantarse unos centímetros.
Cuanto antes nos demos cuenta, mejor para todos. Estamos en medio de leones; eso sí, muy satisfechos, a Dios gracias. El evangelio sólo agarra y es fecundo en los corazones, no en las instituciones. Y de estructuras huecas, ya estamos a punto del derribo.
Comentarios
No soy lefebvriano, pero comparto su preocupación (la de usted).
Cada vez me parece que tengo menos claras ciertas cosas, salvo que la Iglesia, la Madre Iglesia, sí las tiene.