La Nueva evangelización según Nicolás (con glosa)


Esta mañana me desayuno estas declaraciones, para ir abriendo apetito:
Una Nueva Evangelización tiene que aprender de los aspectos buenos y no tan buenos de la primera Evangelización. Vengo de una tradición de Evangelización y Espiritualidad que anima a “encontrar a Dios por encima de todo”.

Y me digo: chapó. Buscar a Dios, y una vez que lo hemos encontrado, llevarlo a los demás. Porque de eso se trata, de comunicar, de transmitir un mensaje que no es nuestro, pero que se nos ha regalado. Evangelizar es llevar una noticia buena, estupenda... Dios ha bajado a la tierra y nos ha abrazado a cada uno de nosotros. ¡Ójala y ayudemos a encontrar a Dios a los demás, por encima de todo, hasta de las cosas buenas que también hay que hacer en la misión!

Me temo que nosotros, los misioneros, no lo hemos hecho con la suficiente profundidad y, por tanto, no hemos enriquecido a la Iglesia Universal como la Iglesia se esperaba de nosotros.
Es verdad: desde nuestra secularizada nación, vemos cómo muchas veces la labor del misionero parece que es perder el tiempo. Mucha ayuda asistencial, mucho compromiso con los desfavorecidos... pero ¿se ama más a Cristo? ¿Se le conoce y se le adora? Sí, sí, ya se que eso no es importante cuando se tiene hambre, pero sólo os pedimos, como punto a examinar, si no se pueden hacer las dos cosas a la vez, como hacía la Madre Teresa de Calcuta, como han hecho tantos santos misioneros... Que conste que esto lo digo desde mi cómoda vida occidental, desde el frente de batalla contra el pasotismo y la tibieza religiosa de nuestra patria. De todos modos, se agradece que os preguntéis sobre la profundidad de vuestra misión.

Hemos buscado los signos occidentales de la fe y la santidad y no hemos descubierto de qué manera ha obrado Dios en otros pueblos. Y eso nos ha empobrecido a todos. Hemos perdido de vista las claves, las perspectivas y los descubrimientos importantes.
Una pregunta: ¿pero habéis buscado que sean más santos aquellos a quienes predicábais y promocionábais? Sea de tipo occidental u oriental, la santidad siempre es genuina, siempre rompe moldes. Una cosa es verdad de mediodía: sin santidad, todos nos empobrecemos, todos.
Hemos aprendido del pasado cómo se puede comunicar de manera eficaz el Evangelio: el camino de la humildad, el conocer las limitaciones humanas cuando se trata de expresar el Espíritu, la sencillez del mensaje, la generosidad y la alegría al reconocer lo que es bueno y santo, nuestra vida como un factor de credibilidad, perdón y Reconciliación, el mensaje de la Cruz como renuncia de nosotros mismos.
...Reconocer lo que es bueno y santo... o con otras palabras: no somos mejores que nuestros padres. Quizá ha llegado la hora de ser humildes con nosotros mismo, y darnos cuentas de cuántos caminos hemos emprendido para gastar fuerzar y no sacar nada en limpio. Quizá la nueva evangelización es simplemente volver la vista Cristo, y pedir el mismo amor que Teresa, que Ignacio, que Xavier, que el Dct. Ávila... y con el mismo ardor, volver a encender el mundo, de luz y calor.

Buenas son las reflexiones, pero sin llevarlas a la práctica... ruido y daño. Un ave maría para no ser tan criticón, y aprender de los mayores. Y por el P. Pachón y su compañía.


Comentarios

Cris- Aledavisa ha dicho que…
Pues ah'i va otra reflesi'on: este verano escuch'e que hab'ia que vivir "jesusmente". A m'i me cuesta llevarlo a la pr'actica, espero que no se quede en un pensamiento. Saludos. Cris.

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