Novena de la Inmaculada
Comienzan unos días muy especiales del adviento: la novena de la Virgen. De la Purísima, como decimos más castizamente. Y es como si el frío mitigara, porque diciembre se hace mayo al compás de las avemarías, de la cera en el altar de la Virgen, de las flores y los cantos. La novena de la Virgen es algo muy reciente en mi espiritualidad, porque novena de verdad en mi infancia eran las Misas de la Virgen, que celebradas ocho días antes de la Navidad, bien tempranito, iban saludar a la Reina del Cielo está para dar, para derrochar luz entre nuestras tinieblas. Por eso se iba de noche a la Misa, y se volvía de día. Ella nos daba al Sol que nunca ha de ponerse, nunca... Pero desde mi vocación y sobre todo en mi ministerio pastoral intento inculcar mucho que estos días son para vivir de verdad el adviento. Pensar estas primeras semanas en el Jucio, la segunda venida y todo eso es muy duro. Noviembre lo admite más y mejor, pero cuando ya huele a turrones y a nostalgia, es mejor que la c...