¡Faltan 9 días!
Hoy comienza la novena de la Purísima . A mí me gusta así, "purísima", que tiene el sabor de altar de mayo, el que le montábamos a la Virgen (y a mi tía, revolvíendole todos los armarios buscando las colchas de antiguo) una prima mía y un servidor. El año que con una galería y cortinas rojas hicimos un dosel fue el mejor (y el último). Inmaculada Concepción es el nombre de calendario, de Misa de 12, de homilía de don Fernando glosando las glorias de la Virgen con una profundidad doctrinal y una sequedad tal que apachurraba hasta las velas del altar. Purísima tiene el sabor de la piedad popular, de mirar a María con ojos de niño, de niño un poco pedante que sabe que el superlativo va con mucho cariño y mucho empeño en subrayar la grandeza de la Virgen. El caso es que no sé porqué, desde que tengo conciencia, me emociono estos días. Es una emoción tonta, como de niño que sabe que llega su cumpleaños, o mejor, el de sus padres; y hay una alegría sencilla, como una...