¿Qué pretende el año de la fe?

El artículo lo trae Secretum Meum Mihi de Vatican Insider y resume, a mi juicio, con claridad lo que el Santo Padre pretende con el Año de la Fe.

Este año especial está destinado a dar vigor a la fe de los católicos en el mundo. De hecho, será inaugurado el 11 de octubre de 2012... día del aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Lo cual no es un detalle insignificante.

Estas son algunas citas que permitirán hacerse una idea precisa:

- La nota pide "un renovado compromiso de adhesión eficaz y cordial a la enseñanza del Sucesor de Pedro".
- Insiste en "el conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica", "la profundización del conocimiento de los principales documentos del Concilio Vaticano II" y "el estudio del Catecismo de la Iglesia católica".
- Espera la "preparación de instrumentos de trabajo de carácter apologético" (por lo tanto en defensa de la religión católica (n. del r.) como respuesta a "los desafíos de las sectas, a los problemas asociados al secularismo y al relativismo".
- Expresa el deseo de que sean corregidos los catecismos nacionales, que no estén "en completa sintonía con el Catecismo o padezcan lagunas".
- Fija como prioridades "el anuncio de Cristo resucitado", "la Iglesia sacramento de salvación", "la misión evangelizadora en el mundo de hoy".
- Invita a recurrir más frecuentemente al "sacramento de la Penitencia". Poniendo una atención especial hacia los "pecados contra la fe".
- Pretende una intensificación de "la celebración de la fe en la liturgia, y en la Eucaristía".
- Y espera homilías basadas en "el encuentro con Cristo, los contenidos fundamentales del Credo, la fe y la Iglesia"...

En resumen, la idea principal, lo que podríamos llamar eje político de este documento, sería realizar una "profundización de la doctrina católica " y "comprometerse en la nueva evangelización a favor de una adhesión más firme al Señor Jesús ". Y nada más.
Es el mejor plan de pastoral que nos podríamos dar: profunidizar en el espíritu católico, en la esencialidad de nuestra fe; y vivirla, vivirla de un modo real y comprometido, es decir, cotidiano.

Pongamos este año que se avecina en manos de la Virgen Inmaculada: ella sabrá guiarnos hasta el misterio de Dios si nos fiamos de su mano, si nos dejamos arrastrar por su corazón.

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