Coherencia en cristiano se dice vivir en Cristo

Cuando estaba cursando 2º de ESO, recuerdo que mi clase montó una polémica por una nimiedad. A nuestros ojos sí que era importante, porque se trataba de nada más y nada menos que de coherencia. Pero la verdad es que le hicimos pasar un mal rato a aquél profesor, de gimnasia, que rayando el medio siglo, nos mandaba correr, y se quedaba mirándonos; nos mandaba flexiones, pero él se quedaba sentado. Nos parecía una injusticia que nos diera Educación Física alguien tan poco deportista.

Con el correr de los años (nunca mejor dicho) volví a encontrármelo, y ya no me pareció tan viejo. Además de que descubrí su compromiso cristiano, quizá recién descubierto. Y su coherencia externa, pues aún vestía de chandal (Señor, qué modas)

Un profesor de gimnasia puede tener más forma física o menos, pero no puede ser un zote que no conozca más que el futbol de sofá; ha de saber inculcar las competencias que subyacen en esa área curricular, necesaria tanto para el cuerpo como para la formación del carácter de los jóvenes. A un profesor de arte, dotes artísticas más limitadas serán excusables, pero no un conocimiento y dominio de las técnicas que quiere enseñar. A un profesor de religión parece que no se le puede pedir relación vital con la materia, que ha de limitarse a comunicar un contenido que no le afecta, que no se vive... que da lo mismo vivir o no.

Traigo el comentario porque quizá ilustre tantas polémicas tontas que surgen contra la Iglesia. Si no creyera que son las fuerzas -inútiles- del mal que se envalentonan contra el Cuerpo Místico de Cristo, me asustaría. Pero son sólo eso, valentonadas del malo.

Más cosas veremos (como la Pregonera vallisoletana) que nos convendrán para discernir entre hijos de la luz o de las tinieblas.  Quiera Dios que ganemos muchos para la luz, para ir al Cielo, pero aborrezcamos los claro-oscuros, aunque sólo sea por ese sentimiento tan noble y leal en la incipiente juventud: coherencia.

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