De una cosa que ha dicho el P. Fortea

Suelo leer al P. Fortea. Me divierte, como divierte fijarse en las ondas que hacen las gotas de lluvia sobre el charco que veo al final de la calle, desde mi ventana de la rectoral. Sirve para relajar la vista, pensar en lo que estoy haciendo -para hacerlo mejor- y al final, por lo hermoso que se descubre, alabar a Dios.


El P. Fortea escribe a veces muy bien. Irónico, un poco pedante, siempre guasón, me recuerda a las conversaciones de cafelillo en el seminario, que entre col y col -de nimiedades- se hablaba, con altisonancia y autoridad fingida, de alguna lechuga teológica o espiritual. Claro, que la verdad del cuento se veía en la vida cotidiana.


Pero hoy me ha escandalizado. No le escribo esto en un comentario porque no lo va a leer. Y como mi blog no lo lee nadie, pues aquí lo pongo, que estoy más a gusto.(y puedo poner fotos). Mirad lo que ha dicho, el insensible:

Pero no os dejéis contagiar del tradicionalismo, porque es lo más parecido al fariseísmo.


Exactamente no sé lo que ha querido decir, porque lo ha soltado seguido a un comentario propio de periodista de El País, que comenta una foto con el estómago, y no con la cabeza (menos aún con el corazón), con un argumento de Salsa Rosa o como se llamen ahora los programas de chinchorreo.

Es verdad que todo -ismo puede tener mucho de farisáico. Hasta el cristianismo, si no es lo primero Cristo. Pero dicho donde Fortea lo ha dicho, y seguido de la bienintencionada homilía que lo ha seguido, me parece de lo más fariseo. 

¿Qué es el fariseísmo? Pues hijos, ya sabéis que en tiempos de Nuestro Señor había esa pluralidad de vivencias religiosas en el judaísmo. Los fariseos eran aquellos que se esforzaban por hacerlo todo bien, a rajatabla, cueste lo que cueste. No eran tan malos los fariseos, pero no veían más allá de sus razones. Creían que lo hacían todo bien, ¿cómo iba a venir un carpinterete galilaico a darles lecciones? ¡Y la gente le reconoce la autoridad! Un fariseo vive en contra de todos, porque él si sabe como vivir la fe, y nadie le hace caso.

El tradicionalismo tiene mucho de fariseismo: sobre todo cuanto más cerca está al sedevacantismo (esa secta que tienen a una Vaca por Papa). ¡Nosotros lo hacemos bien, lo nuestro es lo que vale!

El problema es que esa frase que acabo de soltar no sólo la dicen los tradicionalistas, sino también los progres, los conciliadores,  los postconciliacionistas, preconciliacionistas, sus primos y sus guardias de corps. Hasta yo la he dicho más de una vez, seguro.

Nuestro Señor nos puso una parábola preciosa para vivir lejos de ese espíritu -fantasma- del -ismo:   




Quizás me haya picado con lo del P. Fortea, porque yo me considero un poco-bastante "tradi": pero lejos de nosotros, más aún los sacerdotes, considerarnos superiores sobre nada ni nadie. La obediencia nos debería eximir de ello. 


La Tradición es lo que importa, que nadie se ha sacado la fe de sus bolsillos, sino que la ha recibido. Las tradiciones han de ser la pauta, la plantilla para que vivamos la fe sin tropiezos, sin desviarnos. Nada hemos de pretender, sino servir a Dios, sino alabar su gloria y vivir como verdaderos hijos y hermanos. ¿Cómo vivir la fe hoy? se preguntan muchos: no es difícil. Ya se hicieron otros esa pregunta, y se contestaron: viviéndola. Tenemos el ejemplo de los santos, tenemos la guía del Santo Padre, tenemos la gracia de los sacramentos. Dejemos para el mundo sus "innovaciones" y vayamos a lo seguro. Dejemos para Dios las glorificaciones de sus siervos. Trabajemos y no juzguemos, que siervos inútiles somos, habremos hecho lo que debíamos.

Comentarios

Embajador ha dicho que…
Al padre Fortea lo dejé de leer hace tiempo. Es uno más, no aporta mucho. Pero quería comentar sobre los "-ismos". Creo que cuando se aplica el "-ismo" a una idea es muy facil convertirlo en ideología. Eso no ocurre cuando se aplica a una persona (de Cristo, cristianismo) porque la cosa define el seguimiento a esa persona.

A mi lo de "católico tradicionalista" me parece una tautología. Todo católico es "tradicionalista" porque si no lo fuera no sería católico.

Aquí el que suscribe es tradicionalista en lo político, pero cada vez está menos convencido que sea correcto adherirse al "tradicionalismo", por eso prefiero definirme como "carlista" (seguido de D. Carlos). El "tradicionalismo" corre el riesgo de convertirse en ideología.
P. Albrit ha dicho que…
¡Felidades Sr. Embajador! Es usted el primer comentarista de la bitácora.

Suscribo enteramente su comentario, sobre todo por lo que matiza entorno a los -ismos.

Gracias, y no se corte!

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