¡Ave María!



Este saludo tan castizo, tan nuestro y tan católico saluda en el blog al nuevo año 2012, año de Nueva evangelización, año que será, allá para el mes de octubre, año de la Fe.

Y por eso este título a la entrada: darnos cuenta de cómo la fe ha dado forma hasta los tuétanos la realidad, la cultura... y cómo se ha evaporado, diluido de las tradiciones, tan sólo aparentemente cristianas, que conservamos como cacharros viejos, como reliquias del pasado. Un año de la fe es más necesario que toda conmemoración, porque ha de ser ante todo un año de formación y profundización, de oración y de penitencia... ¡Cuánto hemos herido el cuerpo de la fe con nuestras tibiezas, con nuestras conformidades con el mundo!

Ayer celebrábamos a san Eulogio de Córdoba, mártir mozárabe, y leíamos en la Santa Misa aquel evangelio donde Jesús (en Jn 15, 18s) nos arrebata todo derecho a "contemporizar", a "dialogar con el mundo":

Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia.
Por eso un año de la fe ha de ser un año de martirio (etimológico), y encomendarlo a la Virgen, para que nos haga crecer, no en número, ni en éxito ante el mundo, sino ante Dios, y en santidad. Un año tenemos por delante, para descubrir la fe, para profundizarla en el estudio del Catecismo y en la celebración de la Santa Misa, que ha de ser "Sacramento de la Fe".

¡Ave María!

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