¡Viva el tradicionalismo!

Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón y, ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios.
Dei Verbum 8

En esta "histeria colectiva de filolefebristas" tanto vale conservar en su sitio la cabeza como volverla a él, si se ha perdido por caminos polvorientos y enrevesados. Quienes lanzan campanas al vuelo contra el Vaticano II bien harían en leerlo de cabo a rabo no una vez, sino ciento... Y quienes critican a los que críticamente hablan del susodicho Concilio harían mejor en creer más en Jesucristo, que es quien salva, y no en Alberigo. El maniqueismo siempre hace mucho daño...

¿No nos lleva en la Barca, aunque parezca dormido, el mejor Timonel? ¿Y quién sopla en las velas? ¿Un fantasma? ¡No, el Espíritu! Él nos llevará a la verdad plena.

Este paso será a todas luces un progreso, porque avanzaremos en comprensión, en humildad, y si Dios quiere y le dejamos, en caridad. A nosotros nos toca la contemplación y el estudio... a Dios le toca suscitar pastores que tengan el carisma de la verdad. Y no es raro que los dé, aunque no se prodigue mucho. De nuestro Papa Benedicto otra cosa no podremos esperar, pero un amor a la verdad muy grande, creo que sí.

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