Cristo Rey tiene que reinar


San Pablo lo dice categóricamente: Cristo tiene que reinar. Su reinado conviene, pues o reina Jesús, o reinan sus enemigos. Y conviene que reine Cristo, porque sus enemigos son la codicia, el recor, la pereza y la soberbia, la guerra y la metira.

Pero este gobierno no viene de manera automática, sino que va conquistando almas, va sometiendoselo todo, hasta que al final, sometida la muerte, reine la vida en Cristo, y Cristo vivo haga de su Corazón humilde y bueno la Ley de su reino: hacer la voluntad del Padre.

El último enemigo será la muerte. ¿Y el primero? El primer enemigo a ser sometido es el pecado, y no en sentido abstracto, sino mi pecado y tu pecado.

¿Reina, pues, Cristo en nosotros? ¡Dejémole reinar! Una buena confesión, proponernos esta semana una obra de misericordia, una obra de caridad, será la mejor manera de empezar a hacer discípulos de este Rey de Paz.

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