Un Papa Católico

 
24. Nosotros creemos que la misa que es celebrada por el sacerdote representando la persona de Cristo, en virtud de la potestad recibida por el sacramento del orden, y que es ofrecida por él en nombre de Cristo y de los miembros de su Cuerpo místico, es realmente el sacrificio del Calvario, que se hace sacramentalmente presente en nuestros altares. Nosotros creemos que, como el pan y el vino consagrados por el Señor en la última Cena se convirtieron en su cuerpo y su sangre, que en seguida iban a ser ofrecidos por nosotros en la cruz, así también el pan y el vino consagrados por el sacerdote se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, sentado gloriosamente en los cielos; y creemos que la presencia misteriosa del Señor bajo la apariencia de aquellas cosas, que continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera, real y sustancial. 
Tomado del Credo del Pueblo de Dios, de Pablo VI

El primer jueves de febrero, ante el Santísimo solemnemente expuesto, un servidor predicaba este y los dos número siguientes, con afán de consolidar la fe, fortalecer la esperanza y aumentar la caridad de las tres o cuatro marías que aún me resisten el embite de la secularización rural. Me he vuelto a acordar del texto cuando Francisco ha predicado en santa Marta:

"Cuando hablo de liturgia me refiero principalmente a la santa misa. La misa no es una representación, es otra cosa. Es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo".
 ¡Si hasta resulta que va a ser católico el hermano Jorge! Nunca lo dudamos, pero es un alborozo ver que, con la misma claridad que lanza mensajes de impacto hacia la masa mediática, proclame la fe católica, la de siempre, sin rubor ni medianías; cosa que es aún más revolucionaria, pero que se apresurarán a acallar los que se sitúan en la penumbra de la verdad políticamente correcta.

Nuestra fe no puede contentarse con sonrisas corteses, aun cuando sean el preámbulo para entrar con fina daga hasta el túetano. A ver si nos enteramos, y lo predicamos con obras y amores la entera catolicidad del orbe: la eucaristía «no es un buen acto social» ni una «reunión de creyentes para rezar juntos».

Gracias, Santo Padre.

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