Rey de reyes y Señor de señores

Un católico debe tener pocas cosas tan claras como ésta: no hay más Rey que Cristo. Lo celebramos todos los años, cuando noviembre, melancólico, nos hace contemplar cosas importantes -otra vez, de otro modo- que nunca agotamos: muerte, jucio, cielo, infierno, señorío.

Y el señorío, el dominio, la potestad y el imperio le corresponden a Jesús, el obrero de Nazaret, el Hijo de Dios. Que toda rodilla se doble... Por derecho de conquista, de legitimidad dinástica, de razón y conveniencia.

Pero a la vez, los católicos conscientes sabemos que un rey, incluso temporal, no es un oficio cualquiera. Cuando Dios consiente monarcas para su pueblo, aunque sea por misericordia con sus hijos, los consiente por que les da una misión: ser pastores del rebaño. Y pastores, aunque les pese, que deberían ser según su Corazón. Dei Gratia Rex. Por su gracia. Y sin su gracia, así nos va.

Por eso san Pedro nos amonesta: Estad sujetos por el Señor, a toda institución humana: lo mismo al rey, como soberano... (1Pe 2, 13) Y san Pablo nos llama al orden: Que toda persona se someta a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no venga de Dios; las que existen han sido constituidas por Dios. Así pues, quien se rebela contra la autoridad, se opone al ordenamiento divino, y los rebeldes ellos mismos se ganan la condena. (Rm 13, 1s).

Pues eso. Que un buen católico tiene que rezar por su monarca, por su gobierno... aunque no nos guste. Y cuando nos espantamos de que se siga llamando católico un monarca como don Juan Carlos, pues sólo tenemos una razón más, quizá más poderosa, para rezar y hacer rezar por nuestro rey.


Hoy se escribe un página intensa de nuestra historia. Historia que no sabemos qué nos traerá. El susto que se han llevado algunos con Pablo peloslargos Iglesias (por distinguirlo, nomás, de su bisabuelo) va en aumento. ¿Y qué si se pone feo el horizonte para los católicos? Lo debe asustarnos el daño físico, la persecución, la infamia, el dolor... No, eso, todo eso es nada. Lo único que debe preocuparnos es no estar a altura como católicos. Como nuestros mártires. Como nuestros gloriosos antepasados.

¿Entonces?


Haced rodillas. No queda otra. España se salvará si, al menos media España, se pone de rodillas.

Por el Rey.
Por España.
Por amor de Dios y la salvación de nuestras almas.

Comentarios

javier ha dicho que…
¿A qué se debe que no haya escrito usted nada desde junio? ¿Se encuentra bien?

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