Rubalcaba y Aquino

La verdad se construye sumando muchas opiniones. Esta perla la ha soltado don Alfredo (Rubalcaba) en los desayunos de la 1. Por desgracia, yo hacía rato que había desayunado y se me ha revuelto todito. Es justo al final de la sesión que se arrea el hermano en la pública, y lo podéis ver y oír, si os place, aquí. (31' 27").

Tiene gracia que hoy se celebre a santo Tomás de Aquino. Si habéis abierto alguna vez la Summa, solo la Summa, por echar un vistazo, os habréis dado cuenta de la grandeza de genio del Aquinate. No desprecia ninguna opinión, pero por no despreciar a la Verdad, juzga, sopesa y contesta amablemente las que rechaza y justifica con igual galantería aquellas que se acercan o están en la verdad de lo discutido.

Nuestro tiempo es el del relativismo más enconado y más políticamente correcto. Yo no impongo mi criterio, faltaba más, pero cuidado con que tu opinión se salga de lo establecido como verdadero. Es el stablishment, es el lobby, el lobby feroz.

A santo Tomás no le dio miedo ni Aristóteles ni los mandamases de París ni reyezuelo alguno (que alguno hubo que quiso manejarlo) A Tomás sólo le aterró una cosa: mentir, pecar, negar al Cristo venido en carne. Sus carnes dominicas , trémulas de inocencia, hoy convulsionarían en su sepultura si oyeran el botón de muestra que sintetiza la falta de criterio de nuestros líderes. Y ahí quería yo llegar, porque no tienen ni verdaderas opiniones con las que se pueda construir algo. ¡Reinaré! Esa es la esperanza, porque si no...

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