Octavario a Cristo Rey V
Es el primer mandamiento. Es lo primero que busca el Corazón de Jesús: nuestra correspondencia a su amor. Lo mismo que sucede con cualquier persona que quiera de verdad, apasionadamente, a otra: nada pretende de ella, sino que le corresponda a su amor.
Si en algún sitio y de algún modo podemos corresponder al amor del Corazón de Jesús, es en la Eucaristía. Ahí está víctima por tí, alimento para tí, esperándote a tí.
Tendríamos un poco de amor a Cristo, como los santos, como su Madre santísima, y desearíamos "dolor con Cristo doloroso", "vestirnos de su librea" en frases ignacianas, y esto ya cambiaría complemente nuestra vida y nuestras quejas, veríamos resplandeciente el sufrimiento que se nos aparece tan oscuro; antes perderíamos todo el mundo que una sola comunión; y nos faltaría tiempo para las restantes ocupaciones, pero jamás dejaríamos de visitarle cuanto nos fuera posible.
José Luis de Urrutia, El Corazón Eucarístico de Jesús.
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