¿De verdad hace falta?
Pues sí. Estoy firmemente convencido de que hace falta la devoción a san José. Esposo ejemplar, padre sufrido y tierno, trabajador honesto y excelente... ¿No hacen falta hoy, de verdad, hombres así? Yo creo que sí, y por eso hoy comenzamos en la parroquia los 7 domingos de san José.
Es verdad que puede parecer anticuado, que el domingo tiene su importancia propia... todo lo que queráis. Pero nos hace falta la protección de san José. Y él, hombre fiel y cabal, no dejará de lado lo que el Padre de Misericordia le encomendó a su cuidado: a Jesús, María... la Iglesia.
Pídele con confianza: nunca me deja de escuchar. Pídele imposibles (más grandes aún, más: ¡ser santo!) Es buen profesional, y le gusta lucirse en sus trabajos. Nada del cielo le queda grande: ¡tuvo en sus manos al Rey de la gloria! Dile que te lo deje a ratos, sobre todo cuando vas a comulgar: él sabrá hacerte entregar a Él.
¡Viva San José, nuestro padre y señor!
Es verdad que puede parecer anticuado, que el domingo tiene su importancia propia... todo lo que queráis. Pero nos hace falta la protección de san José. Y él, hombre fiel y cabal, no dejará de lado lo que el Padre de Misericordia le encomendó a su cuidado: a Jesús, María... la Iglesia.
Pídele con confianza: nunca me deja de escuchar. Pídele imposibles (más grandes aún, más: ¡ser santo!) Es buen profesional, y le gusta lucirse en sus trabajos. Nada del cielo le queda grande: ¡tuvo en sus manos al Rey de la gloria! Dile que te lo deje a ratos, sobre todo cuando vas a comulgar: él sabrá hacerte entregar a Él.
¡Viva San José, nuestro padre y señor!
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