¡Ave María!

 El 21 por la tarde nos avisó el Prelado a los claveros que irían a recogernos las llaves del Tesoro de la Catedral y de la Virgen del Prado. No se realizó ésto, sin embargo, hasta el 22 a la una, hora en que los jefes comunistas se estaban aposentando en las habitaciones del señor obispo. Éste había sido sacado un poco antes de la casa de don Saturnino con el pretexto de una declaración que había de prestar en el Seminario. Aquella tarde, mientras se expoliaba la Catedral y algunos de los criminales deíca que el Obispo se había fugado, se tuvo como indudable que ya había sido muerto. Cosa plenamente confirmada poco después cuando se extendió que en las cercanías de Peralbillo, a orillas del Guadiana, se hallaba sin vida un obispo, con otro sacerdote que debía ser su paje... Jiménez Manzanares, J., Martirologio diocesano, p. 12. Ciudad Real, 1947. "Matad al hombre, pero no al espíritu" Una de sus últimas palabras O h D ios, que has embellecido nuevam

 ¡Arriba los corazones! No sé si con la ascensión de Cristo se nos arrebata el alma de igual manera... pero con llevarse al Cielo a la Virgen el Señor acertó de pleno, pues ¿qué hijo querrá perderse estar en la gloria con ella?   Mientras caminamos en este mundo de tristezas somos abatidos por el pecado, por la desesperanza... y por el cáncer de nuestro tiempo: la acedia, el aburrimiento de los bueno, la indiferencia ante el tesoro que ya tenemos en esperanza. Pero si te enamoras de María, de su luz, de su gloria -luz de Cristo, ¡gloria de Cristo!- entonces no puede fallar: allá se nos va el corazón, ansiando la victoria de nuestra Reina, la victoria del Gran Rey, que es promesa de nuestro triunfo... Al cielo vais, Señora, y allá os reciben con alegre canto... y con gitarras, y órganos, y castañuelas... ¡Madre, qué tocaríamos en tu honor!

El que tenga el número de alguna de esas esposas de Cristo, que les mande un guassap diciendo que está feo eso de señalar, y más con la mano tiesa.... Pobres, con la de pastas y dulces que se están perdiendo... y ellas, así, de rebeldes sin causa. Aing.

Me gustaría ser imaginero. Trabajar con mis manos un pedazo de madera, y que por gracia de Dios, transmitiera un pellizco de vida eterna al alma cansada de nuestro viejo mundo sin esperanza. Me gustaría hacer una imagen de la Virgen Madre, muy dulce, como una chiquilla que sería cuando tuvo a Jesús por primera vez en sus brazos, con ojillos de andaluza, de color azabache y llenos de sol. Una imagen en la que sotuviera a Jesús dormido, fiado de ella, como cualquier niño chico... pero que no estén solos, sino que alrededor hubiera muchos niños, de los que María también cuidara con una nana muy tierna, una nana inmaculada. Niños que sin hacer ruido -shhh, Jesús duerme- estuvieran muy alegres y juguetones -¡son niños! Niños con sindrome de down, con malformaciones, con raspaduras en las rodillas, con enfermedades graves, con complejos -si se pudieran representar, gorditos, tímidos...- niños que sufren por que sus padres no (se) aman... niños con sus sufrimientos, sí, pero con su aleg