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Mostrando entradas de marzo, 2012

Ya huele a resurrección...

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De muy chico, la Semana Santa de verdad era hasta el Sábado Santo, cuando por la tarde, la Soledad recorría de luto las calles de mi pueblo bañada por un sol tibio que caía de frente al palio de la Virgen. El domingo era el día triste. Todo se acababa, vuelta al colegio, al la vida normal. Y cuando inventaron esa semana de vacaciones extra, no hizo sino aumentar la congoja al ver la desolación cotidiana de unas calles que ya no eran de Cristo paciente y Rendentor. Sin embargo, la edad del seminario me fue haciendo descubrir el domingo de Pascua con toda su hermosura. Lo que no imaginaría nunca era desear con tanto ardor que llegue esa víspera de domingo, la más hermosa, la auténtica, la que se abre en la oscuridad con la luz del cirio y el canto del exultet . La Semana Santa tiene una riqueza difícil de compendiar, y crea un universo tan personal de imágenes y recuerdos, que no hay una, sino cientos, como almas que la hacen suya, que meten en su corazón los pasos de la Pasión d

San José y el sacerdocio

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Esta entrada debería haber aparecido ayer, pero acabé tan cansado, que pensándola me quedé dormido. ¡Bendita vocación sacerdotal! De eso quería hablar, lanzar al viento de la red una pequeña reflexión, por si a alguien le puede ayudar -el primero a mí mismo, que la escribo- San José y el sacerdocio es algo que siempre me da que pensar y siempre me incita a unirlos. Un varón justo, cabal, que sufre la voluntad de Dios en su vida hasta el punto de que se deja moldear por el querer de Dios. Padre, sin ser padre según la carne. Esposo, pero sin ahogarse en la tolva de las pasiones. Un hombre que según la naturaleza se quedó a medias, frustrado... o engañado. Pero según la mirada de la gracia, un abismo de la misericordia de Dios que se repite en cada paternidad, la de los padres de familia, la de los padres espirituales, reflejo de la paternidad de Dios. El velo de misterio que rodea a san José es el que envuelve a todo ministerio de paternidad, y por designio de misericordia divina